martes, 21 de octubre de 2014

Cuentos para niños: Rubén el pastelero

Rubén es un niño de unos diez años, pelirrojo y con cara de pillo.

 Tiene muy claro desde siempre las cosas que son exclusivamente para las niñas, como las muñecas y los cuentos de princesas  y cuales para los niños, como los balones, camiones de juguete y los juegos de peleas.

 Eso, trae de cabeza a sus padres, que no comparten en absoluto esa separación de roles tan absurdo. Pues en su casa los dos hacen de todo y si su padre ha tenido que jugar con muñecas con su hermana pequeña lo ha hecho sin perder por ello su autoridad en casa. Al igual que su madre ha tenido que arreglar algo de casa, cuando su padre ha estado de viaje.

 Los dos intentan averiguar de dónde le viene esa forma de pensar que nada tiene que ver con la realidad e intentan hacerle ver, de la forma más divertida que eso no tiene porque ser así. Y ven una clara oportunidad cuando Esther, la hermana pequeña de Rubén, le pregunta a su madre:

-Mamá,  en el colegio van a dar clases de cocina y Lucia dice que nos van a enseñar a hacer pasteles. ¿Puedo ir? ¿Me dejarás apuntarme con Lucia? Anda, por favor… – le insiste la pequeña que apenas se lleva dos años con Rubén.

-¿Dices que os enseñarán a hacer pasteles? – le pregunta su padre con interés.

- Mira Rubén, con lo que te gustan a ti los pasteles. Ahora podrías aprender a hacerlos a tu gusto. – le comenta su madre con la intención de despertar su curiosidad.

Rubén les mira desde el sofá, prestando atención y no muy convencido les responde:

 -¿Cocinar yo?,  ¡Anda ya, si eso es de chicas! –refunfuña Rubén

 – ¿Cómo de niñas? –le replica su padre. – Yo cocino muchas veces y que yo sepa no soy una niña.

 – Pero papá…- protesta el niño- Si mis amigos se enteran de que voy a clases de cocina, se van a reír de mí.

 – O pensarán que lo haces para ayudar en casa. – contesta su madre-. ¿Por qué no pruebas un par de días? Aprenderéis a hacer nuevas recetas y las podremos hacer aquí en casa, nos lo podemos pasar muy bien.

 Rubén se queda pensativo, es muy goloso y la idea de hacer sus propios pasteles no le disgusta, es más siente una cierta curiosidad de cómo será eso de crear nuevos pasteles y otras recetas.  Pero le preocupa demasiado la imagen que puedan tener a partir de entonces para sus amigos.

Finalmente, su lado más glotón le puede y decide probar un par de días con su hermana. Eso sí, con  la condición de que lo lleven en secreto para que sus compañeros no se burlen de él. O al menos, eso es lo que piensa, aunque pronto se dará cuenta de lo equivocado que había llegado a estar.

  Llega el primer día de clase y al entrar por la puerta, Rubén se lleva una gran sorpresa.

  • ¡Ahí va! – exclama sorprendido.- Si hay casi más niños que niñas.
  • ¿Qué pensabas? – le pregunta su madre con una sonrisa.- Si te paras a pensar hay más cocineros famosos que cocineras y nadie se burla de ellos.

A Rubén se le olvida totalmente la tonta preocupación de que dirán los demás niños del colegio y se dedica a observar y realizar todo lo que los monitores les enseñan.

Parece que, finalmente los padres de Rubén han logrado que su hijo se deje llevar  y vea que,  entre otras cosas, cocinar no es solo cosa de mujeres y satisfechos dejan a sus hijos que cocinen sus primeros dulces.

 Al cabo de una hora, vuelven a recogerles de su clase para volver a casa y cuando preguntan a Rubén que le ha parecido la experiencia, este les contesta:

  • Mamá, papá, teníais razón. A partir de ahora seré Rubén el pastelero. ¿Podré volver otro día? – pregunta emocionado.
  • ¡Claro que sí! Así en casa podremos intentar hacerlos tan buenos como los vuestros y con vuestra ayuda. – contestan sus padres.
  • ¡Bieeen! – exclama su hermana – ¿Queréis que os enseñemos lo que hemos hecho hoy? Estaba tan bueno que nos lo hemos comido todo.

  Los dos hermanos se miran y, sonriendo les cogen la mano a sus padres para volver a casa y poner en práctica todo lo que en una hora les han enseñado a hacer, unos pasteles deliciosos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola soy Rafa como mola el cuento

Anónimo dijo...

Soy Jaime esta muy chulo el cuento

Anónimo dijo...

Soy Paco que chulo está el cuento mola un montón

Anónimo dijo...

Hola soy Ricardo que chulo es el cuento

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