jueves, 30 de octubre de 2014

Cuento infantil: Un regalo inesperado

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Lucía es una niña de unos 7 años, es una amante incondicional de los animales, algo que ha heredado de sus padres pues ambos son veterinarios y desde muy pequeña ha visto ese amor por cualquier especie animal, perros, hámster… Pero hay uno por el que siente verdadera pasión, los gatos.
Da igual que sea del color que sea y como buen amante de los gatos, no sólo no es supersticiosa, sino que sus gatos preferidos son los negros con grandes ojos verdes.
Lucía, a pesar de tener una familia que ama a los animales, no tiene ningún animalito en casa. Ella insiste e insiste en la posibilidad de tener uno pero la respuesta es siempre la misma.
  -Lucía, cariño. Todo nuestro tiempo se nos va entre cuidaros a vosotros y  curar a los animalitos enfermos que nos traen otras familias. Estaría solito todos los días y necesita al igual que vosotros muchos cuidados y atención.
- Pero mamá- suplica la niña – yo lo cuidaría, no tengo clases después del colegio y podría jugar con él.
- Es una responsabilidad muy grande – le añade su padre- le tendrías que alimentar, cuidar  y asear. Aunque es un animal, necesita casi los mismos cuidados que tu. ¿Eres lo suficientemente responsable para hacerlo?
-Sabes que si, papá. Tengo 7 años, ya soy mayor para tener un gatito en casa. ¿Puedo tener uno? Por favor…
- Lo pensaremos, Luci, pero no te prometemos nada. ¿De acuerdo?
Lucía se va contentísima de la clínica Veterinaria de sus padres hacia su casa. Sabe que, de momento, no podrá tener ningún gatito en casa pero a diferencia de otras veces, le han prometido pensárselo. Y eso para ella es un gran paso.
Se acerca su cumpleaños y pensando en lo que le han dicho sus padres, ya no ve tan imposible el acabar teniendo un gatito. Además, tanto ella como su hermano podrían jugar con él y Lucía le enseñaría a cuidarle y respetar sus espacios.
Pasan los días y en la Clínica de sus padres, un chico les lleva tres gatitos en una pequeña caja que hace de cama.
Su gata ha tenido crías y aunque se ha quedado con un par de cachorritos, no puede hacerse cargo de los cinco gatitos que ha parido. El chico les explica la situación y que no quiere abandonarlos a su suerte, que prefiere llevárselos a la clínica y que allí los regalen a familias responsables.
Tanto María como David, los padres de Lucía, se hacen cargo de los cachorros y al marcharse el chico, ambos se miran y parecen tener el mismo pensamiento.
Miran la caja y ven que uno de los gatitos es exactamente como le gustan a su pequeña.
-Será una estupenda sorpresa para Lucía- dice David con el gatito en brazos.
-Sólo espero que se haga responsable de él y que no nos toque a nosotros andar detrás para que le cuide.- le comenta María.

En los días que faltan para su cumpleaños, sus padres reparten a los gatitos y a escondidas de Lucía cuidan y alimentan al pequeño gato que han acogido.
Lucía, que ha comenzado con los deberes correspondientes a su curso, en esos días va  directamente a su casa, sin pasar por la Clínica. Cosa que facilita el que sus padres puedan cuidar tranquilamente del pequeño cachorro.
Llega el día de su cumpleaños, los padres de Lucía han organizado una pequeña fiesta para celebrarlo y han invitado a todos sus tíos, amigos y vecinos con los que juega la niña.
Juegan en el parque, meriendan y hasta rompen una piñata llena de caramelos y juguetes para todos los niños invitados. Después de todo, 8 años no se cumplen todos los días.
Comienzan a entregarle los regalos y la pequeña los recibe con una sonrisa y una lluvia de besos. No hay un juego, muñeco o prendas que le gusten que no haya recibido como regalo y está encantada con todos ellos. Entusiasmada, termina de recoger los papeles de los paquetes que ha destapado mientras da las gracias a todos los que han  compartido la tarde con ella, tal y como le han enseñado sus padres.
De repente, sus padres y su hermano se acercan a ella.
-Lucía, te falta nuestro regalo- le dice su hermano de cuatro años, con su lengua de trapo.
-¡Es verdad! Con tantos regalos, se me había olvidado.- exclama emocionada- Creí que estaban junto a los de mis amigos y los primos.
Su padre, coge una pequeña caja y se la deja en el suelo a la vez que Lucía, curiosa ante tanto misterio, se agacha hasta estar al nivel de tan extraño envoltorio.
Con una sonrisa y una mirada cómplice entre sus padres, le desean feliz cumpleaños, al mismo tiempo que la caja empieza a moverse y desde su interior se oye un pequeño ruido, como un llanto.
-Abre tu regalo, cariño. Pero ten cuidado, es muy frágil y se puede dañar.
Entre asustada y emocionada, apenas abre Lucía la tapa de la caja cuando un pequeño gato negro, con unos grandes y curiosos ojos verdes, asoma su cabecita lamiendo la mano de la niña.
La niña no se lo piensa dos veces y con lágrimas en los ojos y con el corazón latiéndole con fuerza por la emoción, coge al pequeño cachorro en brazos, corre hacia sus padres y se funden en un gran abrazo.
-Cuidado, que lo chafarás- le dice riendo su padre- ¿has pensado ya que nombre ponerle?
- Missi- le dice la niña mirando a su gatito- mi gatito se llamará Missi y a partir de ahora seremos inseparables.
Sus padres le habían hecho su mejor regalo, no sólo habían cumplido su palabra pensando el hecho de tener un animalito en casa, además le habían regalado justo el que ella quería. Ahora le tocaba responder a Lucía y, tal y como prometió el día de su cumpleaños, tanto ella como Missi se hicieron amigos inseparables y fue la pequeña quien desde el primer día se hizo cargo de todos sus cuidados, demostrando a sus papás que es una niña responsable y que una vez que entra un animalito en casa, se convierte en uno más de la familia.
Rosi Requena

Cuento infantil: La carta de los deseos

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Erase una vez, hace muchos, muchísimos años,  un país donde a los niños no les trataban cómo lo que eran, niños. Desde bien pequeños, los mayores les obligaban a hacer todos los trabajos posibles y sólo les dejaban tiempo para comer y dormir. No les permitían ir al colegio, ni mucho menos jugar y si les pillaban, aún encima les castigaban durante muchos días sin salir de su casa.

Sus vidas eran de la casa al trabajo y del trabajo a la casa y claro, todo eso para ellos era muy aburrido. A los niños les gustaba más irse a jugar a la calle, ya fuera con un balón o un barco de papel y, se morían de envidia cuando veían a los mayores ir de un lado para otro con sus libros para estudiar en institutos y universidades.

Hartos de esa vida, que no era la propia de un niño, los más decididos de aquel país decidieron investigar para saber si eso ocurría sólo en su país o si, por el contrario habría muchos más niños como ellos.

Buscando, buscando… se dieron cuenta de que no eran los únicos  a los que nos les dejaban disfrutar de su infancia, que habían muchos lugares y países en los que los trabajos y los castigos estaban a la orden del día. El más listo de ellos que, en realidad, era el único que sabía leer y escribir, decidió escribir una carta a cada niño de esos países y redactar una en la que les darían a sus mayores unas condiciones para volver a hablarles y vivir con ellos.

Cuento infantil: La carta de los deseos

Eso hicieron y, mientras esperaban la respuesta de los demás se escondieron en una casa abandonada que estaba a las afueras del pueblo.

Pronto recibieron la respuesta del resto de los niños que, hartos de la situación habían hecho lo mismo que ellos. De una punta a la otra del mundo, empezaron a recibirse cartas con la misma proposición. Escribir una gran carta con sus deseos y llevarla a alguien que les apoyase y que intercediera por todos los niños del mundo.

Entre todos redactaron la carta. En ella pedían que les tratasen a todos por igual, que les protegiesen en lugar de castigarles, que les cuidasen cuando estuviesen enfermos y no les obligasen a seguir trabajando, que les permitiesen jugar, estudiar y sobre todo, ser niños, pero por encima de todo pedían una cosa, que les quisieran y les dieran todo el amor que hasta ahora les habían negado. Todo esto y muchas más cosas pedían los pequeños en esa carta. Esta se la entregaron al más anciano del lugar de cada país y todos fueron al rey o mandatario que se ocupaba del bienestar de sus ciudadanos.

Ninguno de ellos,  sabía todo lo que en sus países ocurrían con sus pequeños y se llevaron un buen disgusto cuando hablaron con sus ancianos. Rápidamente, leyeron la carta y decidieron que era justa y que, esos mismos ancianos se harían cargo de que se cumplieran cada uno de los puntos que referían en la carta. No podía permitir que no dejasen a los niños comportarse como tal.

Los ancianos volvieron al lugar donde los niños estaban escondidos  y les entregaron las cartas de los deseos firmadas por los que mandaban en cada país o lugar donde estaban ocultos. Los niños prometieron salir de sus escondites si los ancianos se hacían cargo de mostrarles la Carta de los Deseos firmada a sus mayores y eso hicieron.

Pasaron unos años y poco a poco fueron mejorando las cosas, los mayores comenzaron a dejarles tiempo para jugar y aprender, quienes vivían un poco mejor, llevaban a los pequeños al colegio y los ancianos se hacían cargo de que no se saltaran ninguna petición de la carta y de que fueran los mayores quienes se hiciesen cargo de los trabajos más duros.

Ahora las cosas han cambiado mucho,  en los países donde sólo se oían los llantos y lamentos de los niños, ahora se oyen las risas y juegos de los mismos. Ya saben la mayoría leer y escribir y de los trabajos se ocupan los mayores, pero sobre todo, ahora ya saben lo que es tener las muestras de cariño de sus padres y sus amigos.

Rosi Requena



Cuentos infantiles: La tortuga blanca

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Cuentos infantiles: La tortuga blanca

Había una vez una tortuga que se sentía diferente, todas eran de color verdes y ella era blanca.

Todos los días cuando se acostaba se sentía triste porque su color no era igual que el de todas las demás.

Una vez estuvo machacando hojas verdes, y con el líquido se pintó, se miró al espejo y se sintió feliz, pero esa misma noche empezó a llover, se le fue la pintura y se quedó otra vez blanca

Al final del verano todas las tortugas volvían al mar, tenían que atravesar una gran playa ancha con arena blanca como la nieve.

Mientras caminaba despacio y maldiciendo otra vez su color que la hacía diferente a las demás, oyó un gran ruido, eran chillidos que venían del cielo.

Miró hacía arriba y enseguida distinguió a miles de águilas tortugueras, que se llamaban así por su afición a comer tortugas.

Le entró mucho miedo y metiendo la cabeza y las patas dentro del caparazón se quedó muy quieta.

Cuando dejó de oír chillidos, sacó la cabeza, y vio que no quedaba ninguna tortuga, todas se las habían llevado las águilas tortugueras.

Sólo quedaba ella, ya que como era blanca las águilas no la habían visto pues la confundieron con la arena.

Así que por el color que tanto había maldecido, seguía viva, y además ya no era una tortuga rara ya que todas las tortugas de la isla, o sea ella, eran blancas.

Miguel Angel Ramos

domingo, 26 de octubre de 2014

Frase de la semana

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Acertijos

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LLENANDO LA PICINA: Para llenar de agua una piscina hay tres surtidores. El primer surtidor tarda 30 horas en llenarla, el segundo tarda 40 horas y el tercero tarda cinco días. Si los tres surtidores se conectan juntos, ¿cuanto tiempo tardará la piscina en llenarse?.

MARÍA Y JUAN: María tiene un hermano llamado Juan. Juan tiene tantos hermanos como hermanas. María tiene el doble de hermanos que de hermanas. ¿Cuantos chicos y chicas hay en la familia?

CINCO PATATAS Y SEIS NIÑOS. Una madre tiene 6 niños y 5 patatas. ¿Cómo puede distribuir las patatas uniformemente entre los 6 niños? (No valen fracciones).

BOLAS EN CAJAS. ¿Cómo podremos disponer 9 bolas en 4 cajas de forma que cada una tenga un número impar de bolas y distinto del de cada una de las otras tres?

martes, 21 de octubre de 2014

Cuentos para niños: Rubén el pastelero

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Rubén es un niño de unos diez años, pelirrojo y con cara de pillo.

 Tiene muy claro desde siempre las cosas que son exclusivamente para las niñas, como las muñecas y los cuentos de princesas  y cuales para los niños, como los balones, camiones de juguete y los juegos de peleas.

 Eso, trae de cabeza a sus padres, que no comparten en absoluto esa separación de roles tan absurdo. Pues en su casa los dos hacen de todo y si su padre ha tenido que jugar con muñecas con su hermana pequeña lo ha hecho sin perder por ello su autoridad en casa. Al igual que su madre ha tenido que arreglar algo de casa, cuando su padre ha estado de viaje.

 Los dos intentan averiguar de dónde le viene esa forma de pensar que nada tiene que ver con la realidad e intentan hacerle ver, de la forma más divertida que eso no tiene porque ser así. Y ven una clara oportunidad cuando Esther, la hermana pequeña de Rubén, le pregunta a su madre:

-Mamá,  en el colegio van a dar clases de cocina y Lucia dice que nos van a enseñar a hacer pasteles. ¿Puedo ir? ¿Me dejarás apuntarme con Lucia? Anda, por favor… – le insiste la pequeña que apenas se lleva dos años con Rubén.

-¿Dices que os enseñarán a hacer pasteles? – le pregunta su padre con interés.

- Mira Rubén, con lo que te gustan a ti los pasteles. Ahora podrías aprender a hacerlos a tu gusto. – le comenta su madre con la intención de despertar su curiosidad.

Rubén les mira desde el sofá, prestando atención y no muy convencido les responde:

 -¿Cocinar yo?,  ¡Anda ya, si eso es de chicas! –refunfuña Rubén

 – ¿Cómo de niñas? –le replica su padre. – Yo cocino muchas veces y que yo sepa no soy una niña.

 – Pero papá…- protesta el niño- Si mis amigos se enteran de que voy a clases de cocina, se van a reír de mí.

 – O pensarán que lo haces para ayudar en casa. – contesta su madre-. ¿Por qué no pruebas un par de días? Aprenderéis a hacer nuevas recetas y las podremos hacer aquí en casa, nos lo podemos pasar muy bien.

 Rubén se queda pensativo, es muy goloso y la idea de hacer sus propios pasteles no le disgusta, es más siente una cierta curiosidad de cómo será eso de crear nuevos pasteles y otras recetas.  Pero le preocupa demasiado la imagen que puedan tener a partir de entonces para sus amigos.

Finalmente, su lado más glotón le puede y decide probar un par de días con su hermana. Eso sí, con  la condición de que lo lleven en secreto para que sus compañeros no se burlen de él. O al menos, eso es lo que piensa, aunque pronto se dará cuenta de lo equivocado que había llegado a estar.

  Llega el primer día de clase y al entrar por la puerta, Rubén se lleva una gran sorpresa.

  • ¡Ahí va! – exclama sorprendido.- Si hay casi más niños que niñas.
  • ¿Qué pensabas? – le pregunta su madre con una sonrisa.- Si te paras a pensar hay más cocineros famosos que cocineras y nadie se burla de ellos.

A Rubén se le olvida totalmente la tonta preocupación de que dirán los demás niños del colegio y se dedica a observar y realizar todo lo que los monitores les enseñan.

Parece que, finalmente los padres de Rubén han logrado que su hijo se deje llevar  y vea que,  entre otras cosas, cocinar no es solo cosa de mujeres y satisfechos dejan a sus hijos que cocinen sus primeros dulces.

 Al cabo de una hora, vuelven a recogerles de su clase para volver a casa y cuando preguntan a Rubén que le ha parecido la experiencia, este les contesta:

  • Mamá, papá, teníais razón. A partir de ahora seré Rubén el pastelero. ¿Podré volver otro día? – pregunta emocionado.
  • ¡Claro que sí! Así en casa podremos intentar hacerlos tan buenos como los vuestros y con vuestra ayuda. – contestan sus padres.
  • ¡Bieeen! – exclama su hermana – ¿Queréis que os enseñemos lo que hemos hecho hoy? Estaba tan bueno que nos lo hemos comido todo.

  Los dos hermanos se miran y, sonriendo les cogen la mano a sus padres para volver a casa y poner en práctica todo lo que en una hora les han enseñado a hacer, unos pasteles deliciosos.

Frase educativa de la semana

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jueves, 16 de octubre de 2014

La comptine des chiffres

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Les petits poissons dans l'eau

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Un éléphant qui se balancait

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L'alphabet en chanson

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Joyeux Anniversaire

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Actividades y juegos, para la asignatura de Valores cívicos y morales

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* PROGRAMA DE SENSIBILIZACIÓN MEDIOAMBIENTAL EN TORNO A LA MOVILIDAD SOSTENIBLE.


*  CUENTOS Y LECTURAS PARA TRABAJAR LOS VALORES Y PODER SER COMENTADAS Y CREAR UN DEBATE EN CLASE:


* JUEGO EDUCATIVO SOBRTE LOS DERECHOS HUMANOS
Debes registrarte pero únicamente es poner un nombre de usuario y una contraseña.


* JUEGO SOBRE EL CONSUMO.

* CUENTO NARRADO SOBRE COEDUCACIÓN. INTERESANTE PARA DEBATE POSTERIOR.

* JUEGO CON TRES NIVELES COBRE LA PROBLEMÁTICA DE LOS REFUGIADOS EN EL MUNDO.

* MUCHOS JUEGOS PARA TRABAJAR EL CONSUMO RESPONSABLE.A CADA CUAL MEJOR Y MÁS DIVERTIDO:
1. DARDOS
2. SELECTOR DE RESIDUOS.
3. LA NEVERA.
4. EL FRENAZO.
5. PIRÁMIDE.
6. PONGO BALÓN.
7. VIAJES.
8. REBAJAS.
9. ELIMINA LAS PALABRAS.
10. APAGALUCES.
11. ES HORA DE RECICLAR.
12. CARRERA DE BANDEJAS.
13. LABERINTO DE CONGELADOS.
14. EL SUPER.
15. LA NEVERA.
16. LA ENCIMERA LOCA.
17. TUBERIAS. 
18. CONSTRUYE EL CAMINO.
19. LA COMBA.
20. SKATE.
21. SUPER OFERTAS.
22. LA BUENA APUESTA.

* ES OBLIGACIÓN DE TODOS CONSEGUIR Y MANTENER LA PAZ. EMPECEMOS POR NOSOTROS MISMOS, NUESTRA FAMILIA Y NUESTRA CLASE.
AQUÍ OS PLANTEO UNA SERIE DE ACTIVIDADES MUY INTERESANTES PARA TRABAJAR LA PAZ Y LA NO VIOLENCIA.
ESPERO QUE OS GUSTEN.

* AQUÍ TIENES OTRAS ACTIVIDADES INTERESANTES SOBRE LA PAZ Y LA NOVIOLENCIA.TAMBIÉN TIENES ALGUNAS WEBQUEST Y CAZAS DEL TESORO SOBRE LA PAZ.
* INTERNET SEGURO PARA LOS NIÑOS.
ACTIVIDADES MUY CHULAS PARA APRENDER A NAVEGAR SEGUROS POR INTERNET.




* JUEGOS POR LA PAZ:

   * JUEGOS SOBRE LA INTEGRACIÓNLa isla del tesoro:Como en todo juego de piratas, se trata de conseguir un tesoro. Para ello debes superar una serie de pruebas que te irán planteando.


* ACTIVIDADES PARA TRABAJAR LA TOLERANCIA:
JUEGOS:
SOPA DE LETRAS: 


Webquest sobre el día Internacional contra la violencia hacia la mujer.
* Juego divertido que adivina la persona o animal en la que estás pensando:
¿Será cosa de magia o de genios? Si crees saber cómo lo hacen, puedes enviar un comentario y nos lo cuentas.
Ojito con los enlaces de publicidad que vienen en la página. No debemos pinchar en ellos: nos pueden conducir a páginas de pago.